El Coro de la UDEP cumple 30 años bajo la dirección del maestro Arturo Hernández, prestigioso compositor, pianista y arreglista. Define al coro como “un grupo solidario”, que ama cantar y pone mucha disciplina en lo que hace".
Por Elena Belletich Ruiz. 28 octubre, 2022. Publicado en el diario El Tiempo, el 28 de octubre del 2022.El maestro Arturo Hernández Chávez, director del Coro Universitario de la UDEP, se siente satisfecho por lo que los coreutas y excoreutas de la UDEP han logrado en su vida personal y profesional. También, porque a través de la actividad coral se ha contribuido a la formación integral de los alumnos universitarios. “Estar en el coro les ha ayudado mucho en su disciplina, en el desarrollo de su sensibilidad y de valores como la constancia, la responsabilidad, el trabajo en equipo…”.
“La música te enseña a amar, y, como dijo Franz Liszt la música es el corazón de la vida, por ella habla el amor sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso”, comenta el maestro. Agrega que con la música los jóvenes coreutas desarrollan, además, su imaginación. “Una persona sin imaginación no sueña, no vive; y, a nosotros la música nos hace soñar, nos hace vivir”, expresa.
Experiencias de vida
El maestro Hernández se muestra satisfecho por la labor que realiza desde hace 30 años con el Coro Universitario de la UDEP. Lo motivan el entusiasmo de los jóvenes y las tantas veces que los excoreutas, de diversas carreras y promociones, le han dicho que el coro “les cambió la vida en muchos aspectos”.
Indica que esto se debe, quizá, al grado de responsabilidad que asumían al ingresar al coro: la exigencia y disciplina para ensayar (después de sus clases), la puntualidad, el sentirse importantes, seguros y participativos en el grupo, en el escenario y en la comunidad.
Señala, asimismo, que es muy gratificante sentir que al cantar “se trasmite un mensaje que el compositor quiere dar a conocer a la humanidad. Como al interpretar el Himno a la Alegría, de la novena sinfonía de Beethoven, se trasmite un mensaje profundo de hermandad, amistad y fe en Dios; un anhelo de superar las dificultades de la vida, de ser alguien; es decir, ser un ser”.
“En mis clases, trato de reforzar esto en mis estudiantes: cuando canten siéntanse superiores, no por vanidad, sino porque son capaces, se atreven a hacer algo que no todos hacen, a pesar de tener el talento y las condiciones necesarias. Cantarle al público, a Dios, y llevar el mensaje del alma a través de la voz es lo más hermoso que hace el ser humano”, anota.
La música en la formación integral
Con su experiencia como docente y músico apasionado, el maestro Hernández está convencido de que el arte aporta mucho a la formación integral de los jóvenes. “Los ayuda a trabajar en equipo, a respetar al otro, a contribuir sin imponer. Cuando se canta en un coro no sobresale una voz de otra. Aunque una voz lleva la melodía y otras la armonía, nada haría la armonía sin una melodía y viceversa. Todo ello los ayuda a ser más responsables y creativos, a desarrollar el sentido de la puntualidad y la disciplina (eso es algo fundamental en la vida)”.
Como decía Herbert Von Karajan, director de la Filarmónica de Berlín, “para ser músico se necesita tener vocación y una disciplina militar”. Es decir, darlo todo, no medias tintas. Lo mismo sucede en el trabajo o el estudio, debes comprometerte a trabajar porque quieres, no es algo que se hace en contra de la voluntad.
El maestro Hernández refiere, asimismo, que un país no solo necesita desarrollo económico sino también cultural. “Como decía un pensador, así no se convertirá en una sociedad mercantilizada. Así también, un profesional que egresa de la universidad no solo tiene que ver el aspecto económico sino también el lado humano; eso se consigue a través del arte y la música. En este caso, con el canto coral; lo sé por experiencia. Algunos de mis alumnos me han dicho que es muy bueno que la música forme, yo diría que esta transforma”.
Sobre el Coro Universitario que formó hace 30 años, dice que se siente feliz con este. “No son los mismos integrantes de los primeros años, pero se ha mantenido la tradición y todos han ayudado a que el coro siga vivo, no como una familia, porque hay algunas en las que los hermanos no se pueden ni ver. Es más bien un grupo solidario, una sociedad que trabaja en equipo, que superan dificultades juntos”.
“Puedo decir que muchos de los excoreutas ejercen hoy importantes cargos, incluso en la universidad, gracias a su capacidad de organizarse, de distribuir bien su tiempo. Finalmente, lo que les puedo decir es que cantar ennoblece el alma, cantar agrada a Dios y el cantar te hace ser más humano cada día”.
